viernes, 17 de noviembre de 2006

La prueba del polígrafo, hasta en la sopa


Parece ser que la moda de las tertulias rosas propias de las sobremesas de este país ha impuesto una nueva categoría digna de ser catalogada como la estupidez elevada a la máxima potencia. Me refiero a la ya archiconocida prueba del polígrafo, formato que comenzó en un conocido programa de Antena 3 y que, dado el éxito obtenido, ha sido copiado por la cadena de la competencia.
Desde luego los comentarios sobran, pero es que parece que la gente no se aburre de ver a los famosillos de turno contando sus intimidades mientras el público abuchea cada vez que se da una respuesta que no convence del todo. Llegados a este punto entraríamos en la eterna duda de si los espectadores consumen este tipo de sinsorgadas porque les gusta y las cadenas de televisión, en su buen propósito, se lo ofrecen o si, por el contrario, los telespectadores consumen lo que les damos. En fin, el eterno dilema.
En cualquier caso, lo cierto es que este aparato podría ser utilizado para que personalidades más importantes -y más interesantes, por descontado- se enfrentasen a otro tipo de cuestiones y no para ver si Fulana de Tal es todavía virgen, tal y como afirma la novia de su padre que además es primo de aquella que entró en Gran Hermano. En fin, un rollo.

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