martes, 5 de mayo de 2009

Derivadas

Muchas veces pienso -y creo que no sin cierta lógica, para qué mentirnos- que debería de ponerse un límite al número de temporadas que se pueden emitir de una misma serie. Y me explico: muy a mi pesar, he podido comprobar que a partir de la tercera temporada la cosa decae. Y no me refiero sólo a los guiones.

Una cosa da paso a la otra y, al final, ni siquiera los protagionistas son los mismos, como ocurrió en la ya no tan exitosa 'Yo soy Bea'. Y es que, ¿en qué cabeza cabe que de pronto cambien la trama de la serie, y derive en otra que no tiene nada que ver con la original? Sencillamente increíble.

Lo mismo ocurre con 'Sin tetas no hay pasraíso'. El otro día saltaba la noticia de que ya tenían un nuevo Duque. Y yo me pregunto, ¿por qué se empeñan en alargar lo que ya no tiene ningún sentido?


Y luego se extrañan de que cada vez menos gente vea la caja tonta....

jueves, 14 de agosto de 2008

El juego de la inmundicia


Después de más de un año sin escribir en este blog que empezamos los masterianos como una promesa de contuidad en el tiempo y que ha acabado en incumplida -entre otras cosas, por falta de tiempo material para ver la caja tonta-, me he decido a comentar un programita que ha llamado poderosamente mi atención estos últimos días. Y es que el asuntillo se las trae.


Con este horario maldito que ahora tengo, que me provoca no en pocas ocasiones un insomnio no deseado, me dedico a ver la televisión hasta altas horas de la madrugada. Pues bien, atenta a las reposiciones de verano típicas de estas fechas, refritos que apestan a repeticiones y bodrios varios, me encontré con un producto que no tiene desperdicio: 'El juego de la verdad'. La verdad verdadera es que no hay por dónde cogerlo. Ni más ni menos.


Para los despistados: se trata de un concurso en el que una persona se enfrenta a una serie de preguntillas sobre su vida a las que tiene que contestar si el enunciado es verdadero o falso. Éstas cada vez son más comprometidas, así que el concursante se puede plantar cuando lo considere oportuno y se lleva el dinerito contante y sonante. En definitiva, lo que viene a ser una dinámica sencilla.

Pues hace unos días me encuentro con un tipo al que le preguntaban si había vendido los favores sexuales de su mujer a cambio de 1.000 euros y el tipo contestó que sí. Y se quedó tan ancho. No sólo eso: afirmó que se lo había ofrecido a compañeros suyos de trabajo y que él había sido infiel a su esposa en incontables ocasiones. Y la susodicha delante, aplaudiendo como una cosaca porque eso significaba que su maridito acababa de ganar más dinero por haber dicho la verdad. ¿Vergonzoso? Me temo que me quedo corta. Más que eso.

Una de dos: o se trata de actores a los que pagan por ir a interpretar esta comedia que casi se convierte en sátira, o los que van al concurso son imbéciles integrales sin dos dedos de frente que deciden echar por la borda toda su vida, perder todas sus amistades y la vida familiar por un puñado de asquerosos euros que no van a ningún sitio. Y es que se venden muy barato -no suelen lograr embolsarse más de 3.00 euros, y eso sin contar lo que se lleva Hacienda-.

En fin, si a ellos les compensa... Yo me inclino a favor de la posibilidad de que se trate de actores, ya que es muy sospechoso que les hagan justo esas preguntas tan concretas. Antes, ellos se lo habrán tenido que contar a los del programa. ¿Y por qué hacer público algo que no quieres que se sepa? Sospechoso, ¿no?

Lo dicho, inmundicia pura y dura. Lo peor es que haya profesionales que se jactan de serlo y se presten a presentar este tipo de espectáculos. Increíble, o, como dirían los pijeras, incredible.

domingo, 18 de febrero de 2007

Gato por liebre


Si algo interesante se pudo ver ayer, sábado, en la televisión fue el programa de Telecinco El buscador de historias en su primera edición. Resulta que se emitió un reportaje de lo más ingenioso dentro este programa fresco, dinámico e inteligente -dentro de lo que hay-.

Una reportera encarga a una guardería que los chavales -de tres añitos- hagan un cuadro. La periodista introduce la "obra de arte" en el recinto de ARCO y consigue exponerla en un mural. Según se van acercando críticos de arte y curiosos varios, la susodicha les pregunta qué les sugiere el cuadro. Explicaciones de lo más variopinto: una gran represión sexual, la intimidad del hogar, una gran meditación, y chorradas de este estilo. O sea, que quedaron a la altura del barro -o quizá todavía peor, si es que se puede-.

Lo mejor fueron dos señoras de avanzada edad que iban de intelectuales. A la pregunta de si 15.000 euros les parecía un precio adecuado para el cuadro, una de ellas, de lo más repipi contestó :"El arte no tiene precio". En fin, que cada uno juzgue por sí mismo. Se tuvieron que morir de vergüenza al verse en la televisión.

Todo esto -gracias al ingenio y la habilidad de la reportera- para dejar al descubierto a un nutrido grupo de casposos sabihondos y para demostrar que en el arte moderno, como tantas veces, nadie sabe distinguir un huevo estampado contra un lienzo de una obra de arte, ni un dibujo de guardería de un cuadro de los más vanguardista. Y -perdonad mi ignorancia- es que no me extraña.

En resumidas cuentas, se trata de una de las labores informativas por las que deberíamos luchar los profesionales, esto es, la denuncia. Cómo no, por dejar a la altura del betún a aquellos estúpidos que van de pedantes y no saben hacer la o con un canuto. A todos aquellos que entonan la oda a la idiotez, exacerbada por el claro deseo de querer aparentar lo que no se es. A todos y cada uno de ellos.

Que no nos den gato por liebre.

martes, 13 de febrero de 2007

Todo médicos


Si alguien es hipocondríaco o teme estar entre los temidos médicos, lo tiene claro -como se suele decir-. En este momento -y a riesgo de quedarme corta- hay unas 5 series televisivas que están en las parrilas televisivas. Vaya, que a una se le quitan las ganas hasta de ir a la consulta del médico.

La palma se la llevan Cuatro y Telecinco. Sin lugar a dudas, estamos en el momento de mayor boom televisivo de estas series pero, no obstante, se ve el desgaste del producto. La última de éstas -MIR- no ha tenido la acogida que se esperaba. Parece que el producto está resentido-

Heridos de muerte
Sin embargo, éste no es el único campo en el que se nota el desgaste de ciertos productos. Al parecer, los realities sufren sus horas más bajas en audiencia. Y para muestra, un botón: esta misma semana se ha cambiado de día y horario el reality La casa de tu vida. Quizá el público no es tan tonto como suponemos y está más que harto de ciertos formatos. Tiempo al tiempo.

lunes, 5 de febrero de 2007

Unanimous


Si creíamos que lo habíamos visto todo, si teníamos a Gran Hermano por el monstruo indecente que se cuela en nuestros hogares para traernos lo más deplorable del ser humano... Nos hemos equivocado. Aunque parezca increíble, aún hay algo peor que todo eso.

No hablo de otro programa que Unanimous, del que, tras haberlo visto ayer tan sólo 20 minutos, ya me hecho una idea de la clase de personas que acuden a estos programas -por si tenía alguna duda-.

Tanto fue el susto y la sorpresa que me llevé que, mientras lo veía, salté del sofá y fui corriendo a por papel y lápiz para apuntar -no quería que se me escape ni una- las absurdeces que se dijeron en tan limitado espacio de tiempo.

En primer lugar, se premió a un concursante por ser el que a precio más bajo se vendió. El juego consistía en proponerles una serie de situaciones en las que se les ofrecía dinero por hacer cosas deplorables moralmente como cobrar por acostarse con alguien para ascender socialmente. Pues bien, un concursante recibió premio por venderse por sólo 15.000 euros. Excelente ejemplo a la juventud.

Otra concursante hizo las delicias del público cuando confesó sin ningún pudor que en una ocasión le rompió la nariz a su pareja no porque la hubiera agredido -que tampoco-, sino "porque era un llorica". Toma ya.

No contentos con esto, otra de las señoritas que concursan en este espacio- en el que deben ponerse de acuerdo sobre quién se merece el premio y cuanto más tarden en decidirlo menos dinero va quedando- se dedicó a tontear con uno de los individuos de la casa y luego se negó a pasar a mayores con el susodicho. En consecuencia, este tipejo -que dice ser gigoló- la calificó de "calientapollas", momento en el que el público asistente en plató estalló en aplausos y gritos de apoyo al energúmeno. Parece mentira, pero todo esto en tan sólo un ratito. Palabrita del niño Jesús.

Desde luego, sobran los calificativos en un programa que es, a parte de pérdida de respeto, de tiempo y de inteligencia, una inmundicia en la que parece que todo vale por 1.000.000 de euros. Allá ellos.

martes, 30 de enero de 2007

Más telerrealidad

El domingo Ximo Rovira -conocido por presentar el programa de dudoso gusto Tómbola, entre otros "méritos"- el reality Unanimous. En fin, para qué andarnos con tonterías. Un programa de lo más lamentable.

No me extraña que la fabulosa serie Aída, de Telecinco, superase en cuatro millones de espectadores a esta nueva oda a la estupidez, en la que concursan una señora que se jacta de haber robado más de 35 bancos, un gigoló y una empresaria arruinada y deseperada, entre otros. Patético.

domingo, 28 de enero de 2007

Basta ya


Nos deben de tomar por tontos. Resulta que ahora tenemos polígrafo hasta en la sopa. Comenzó esta fiebre con Antena 3, le siguió Telecinco y, para colmo, esta misma cadena repite cada sábado por la noche sesiones de El Polígrafo a famosillos que, por si esto fuera poco, ya se han sometido al dichoso aparato en otras ocasiones, en otras cadenas y en otros ambientes. Pero con las mismas preguntas. Y yo me pregunto, ¿nos toman por tontos o qué?

No trato de ser cínica pero es que a nadie se le ha ocurrido plantarse que si este aparato fuera tan fiable y tan estupendo sería utilizado por el aparato judicial, político o policial. ¿O qué? ¿No será todo un burdo engaño?

No obstante, a pesar de que en principio puede parecer serio, yo emplazo a las cadenas a que paren esta locura poque ya estamos aburridos. Basta ya.